No lo dudes... si has visto o recuerdas alguna película interesante o has leído algún libro para recomendar, deja tu entrada para compartirlo.

viernes, 14 de agosto de 2009

Seda


Una delicia, sin más...

miércoles, 5 de agosto de 2009

La suma de los días


De nuevo la magia de las palabras de Isabel Allende logra calarme bien hondo...

La autora le narra a su fallecida hija Paula las idas y venidas de su tribu desde que ella no está.

Una novela que vuelve a trenzar esa energía que une a los espíritus y las presencias del pasado, del presente y del futuro en un único camino en que convergen: la vida.

Isabel, eres mi debilidad: sensorial, como la vida misma...


martes, 4 de agosto de 2009

Las afueras

A veces el mejor libro es el que recibes sin esperarlo. Esto me pasó con esta magnífica novela de Luis Goytisolo. Aparqué el texto divulgativo, frecuente en mi, como suelo hacer de tanto en tanto para aposentar las ideas en mi cerebro.

No recomiendo esta novela para aquellos que acostumbren a relajarse leyendo, ya que personalmente creo que requiere de atención y lectura concentrada.

Todo gira entorno a un pueblo, en concreto a una casa de las entonces afueras de Barcelona. Cada capítulo es un salto en el tiempo y aporta un punto de vista diferente de momentos en los que se relacionan los diferentes protagonistas parciales del libro, que en cada capítulo van tomando el relevo.

La historia no es la más original del mundo, pero su enfoque la hace una de las más interesantes que he leído. Pero no esperéis flash-backs de esos que salen en las películas americanas (que odio personalmente). Así que yo tengo pendiente una segunda lectura obligatoria para sacarle todo el jugo al libro.

El marco histórico-geográfico me la hizo en cierta manera más entrañable y predispuso en mi la lectura atenta para captar los detalles que quizá pudiera conocer.

En resumen, una de las novelas que más me ha gustado.

lunes, 3 de agosto de 2009

Antonia


Antonia, una deliciosa película de la directora holandesa Marleen Gorris, trata las interrelaciones humanas trenzadas por el amor, el respeto y la empatía, teniendo en cuenta las individualidades de cada persona.

El largometraje comienza con un despertar de la nonagenaria Antonia, pero no se trata de un despertar usual, sino de uno especial, un despertar que comunica que será el último. Entonces, Antonia empieza a analizar el transcurso de su vida desde que, poco después de la Segunda Guerra Mundial, volvió al pueblo donde nació.

Su historia está llena de lucha por la visibilidad femenina, mientras su hogar va convirtiéndose en el enclave de personajes excéntricos, desprotegidos y solitarios.
Además, la película va mostrándonos cuatro generaciones de mujeres que deciden el rumbo de sus vidas, sea cual sea la opción de vivirla, sin pensar en lo que dirá o pensará la gente del pueblo, creando un importante precedente alrededor del feminismo.

Son mujeres que no encarnan los roles estereotipados y que viven con absoluta independencia de la figura masculina. Poco a poco, va generándose un respetuoso clan donde el amor y el sexo forman parte de la vida de todas las personas en general, sea cual sea su capacidad intelectual, ya que en la película aparecen como un signo de normalización de las persones con deficiencias mentales.

La maternidad está vista, por otro lado, como uno de los símbolos de expresión máxima de la feminidad, de esa unicidad femenina, esa magia de alumbrar, uno de los valores más fructíferos, fecundos y poderosos de las mujeres, antropológicamente hablando.
Yo destacaría el carisma y la fortaleza de Antonia, una mujer que pese a la época en la que ha de vivir, lo hace con total libertad, con total seguridad y con total amor y respeto por aquellas personas que la rodean, siguiendo el camino del entendimiento y la ternura.

Billy Elliot


Billy Elliot es un menor de once años, hijo de un minero, que tiene una cosa bien clara: goza con la música. Su madre murió y tiene un hermano mayor, también inmerso en el mundo minero, tan común al norte de Inglaterra. La abuela vive con ellos, a menudo al cargo de Billy.

Poco a poco, entre huelga y huelga de los mineros, Billy va cerciorándose del placer que le provoca la danza en concreto y la música en general, en lugar del boxeo, “el deporte de los chicos”.

Cuando se permite a sí mismo asistir a las clases de ballet, “el deporte de las chicas”, parece que todo el mundo comienza a reírse de él y a pensar que es homosexual.

La película nos va mostrando, no obstante, que los prejuicios alrededor de los niños y hombres que practican ballet no son más que eso, prejuicios, juicios infundados, reproducciones sociales de raíz jerárquica y androcentrista, que la propia realidad va derrocando.

Con el apoyo de la profesora de danza y, más adelante (¡quién lo diría al principio del largometraje!) de la propia familia, Billy consigue dedicarse profesionalmente a lo que parece llenarlo de vida, de electricidad y de felicidad: la danza.

Cuando un sueño nos hace sentir seguros/as y nos invade el corazón, nos hace más íntegros/as, más humanos/as, más vivos/as, siempre en la dirección del respeto mutuo, la democracia, el cooperativismo y el compromiso social, en la medida de lo posible. Y si, además, la familia, los amigos y todas aquellas personas importantes para nosotros/as, creen en ello, en nuestra capacidad, ya pueden ser las pruebas más difíciles del mundo las que nos separen de la consecución de ese sueño, que seguro podremos alcanzarlo.

Esta peli me ha recordado mi infancia. Yo bailé desde los cuatro hasta los catorce años y, durante los tres primeros, en la clase había un compañero, no recuerdo su nombre, que vibraba con el ballet. Su cuerpo, como el del protagonista, florecía al moverse al ritmo de la música. Y también recuerdo que sus padres lo acompañaban siempre, y no sólo porque era pequeño, sino porque también ellos gozaban al ver feliz a su hijo.

Tendríamos que reflexionar sobre si lo que pensamos que es “políticamente correcto” coincide con lo que nos hace levantarnos cada mañana con una sonrisa y dudar si estamos despiertos/as o seguimos soñando. Y lo mismo con las personas que nos rodean, sobre todo si su educación (y, por tanto, su felicidad, recordando a Kanamori) está a nuestro alcance.